domingo, 27 de diciembre de 2009

Duda existencial


Para ser sincera, escribo este post con mucho temor. Sucede que tengo una duda existencial, ya desde hace muchos años, y pensando en qué escribir hoy, se me ocurrió plasmarla. Lo que me preocupa es que no tengo nada claro aún...no tengo una respuesta, y tal vez nunca la tendré; pero de repente eso es lo que hace interesante esta reflexión, permitiendo que ustedes(lectores) puedan dar su peculiar opinión.

Mi duda se centra en las siguientes dos teorías: Por un lado, "las cosas pasan por algo; Dios nos está queriendo decir algo; Dios o una fuerza exterior manda A que es malo para luego darnos cuenta que fue para que se dé B que es bueno". Por el otro "son casualidades, accidentes, hechos que ocurren paralelamente en el tiempo, que no necesariamente implican efecto-causa; se dan simplemente sin ningún motivo atrás (A y B no son A-->B). Frecuentemente usamos ambas teorías, las mezclamos sin darnos cuenta. Decimos que no podemos culpar a Dios por lo que sucede, que es una cuestión del azar; pero al instante decimos que las cosas pasan por algo y que hay que aprender lo que nos están queriendo decir.

De tales preguntas, se desprenden muchas otras, como: ¿Dios sabe lo que hace? ¿Dios nos envía la adversidad para darnos algo bueno luego? ¿En verdad encontramos el sentido a lo sucedido o es un simple consuelo? ¿Hay un destino/misión/camino trazado? ¿Y el azar? ... (...)

Las interrogantes se hacen infinitas. Intentando hacerme entender por ustedes, voy a escribir algunas ideas que redacté en un pasado, así como también voy a plasmar algunas ideas de otros autores. Todo esto en más de un post para no abrumarlos.

En primer lugar, quiero dejarlos con un texto de San Josemaría Escrivá de Balaguer (el cual encontré en un libro de Rafael Zavala que recomiendo mucho: Aprende a ser feliz). Dice: “El niño tonto llora y patalea cuando su madre hinca un alfiler en su dedo para sacar la espina que lleva clavada; el niño discreto quizá con los ojos llenos de lágrimas, porque la carne es flaca, mira agradecido a su madre que le ha hecho sufrir un poco para evitar mayores males. Hay veces que uno no se explica por qué le pasan tantas cosas malas, y no sabe que finalmente es por su bien”.

Este texto ejemplifica muy bien la relación que podemos tener con nuestro Padre: Dios. Nosotros somos como el hijo que no entiende el por qué del dolor y tenemos dos caminos, el culpar al Padre o el encontrarle sentido al sufrimiento, confiando en que sólo Él sabe lo que es mejor (ver post “Me habla”). Particularmente, comparto esta creencia; la cual muchas veces es reforzada con las experiencias de la vida, pero muchas otras veces es cuestionada. En los siguientes post, escribiré sobre este dilema y las ideas que alguna vez pensé. Mientras tanto los dejo pensando…¿Ustedes qué opinan?

miércoles, 16 de diciembre de 2009

"Pintando más allá de la Amistad"

En una pintura,

Nos veíamos reflejadas,

todas juntas,

Riendo como extrañas.

Nadie recordó el principio

Ni el fin,

Solo pensábamos en lo que nos tocaba vivir.

Poco a poco,

Los anhelos despertaron

Y pronto en una habitación

De ilusiones, se encontraron

Volviendo nuestra vida sueño

Y nuestro sueño una realidad.

La razón no fue nuestra dueña,

Ni la lógica nuestra razón.

Nos dejamos guiar,

Por sueños y colores,

Y encontramos,

En cada nueva mañana, nuestros soles

Por qué vivir negando

Por qué vivir pensando,

Si nuestros sueños son ciegos,

Y nuestros corazones actúan sin miedos.

Clarisa y Carolina

"Me habla"

Me habla,
Me mira,
Me da aliento y sentido.
No suelo escucharlo muy seguido;
Pero cuando al fin logro distinguir
Mi voz de la Suya
Entonces siento una enorme alegría
Porque me guía.
Nadie más sabe lo que siento,
Nadie más que Él sabe el miedo que tengo.
Sólo Él me conoce a la perfección
Y sabe el camino que es la mejor opción.
Él me creó con un propósito.
En lugar de angustiarme
Porque mi plan no se cumple,
Debo confiar
En que Su plan es el mejor.
Confiar y dejarse guiar
Son las claves para realmente avanzar…


Vanessa Diez Canseco
15/12/09

domingo, 22 de noviembre de 2009

El sentido reencontrado


Estudié en un colegio muy religioso, donde desde pequeña me enseñaron conceptos como el sentido de la vida, el vacío existencial y las distintas maneras de taparlo cuando no se encuentra un real sentido. Tal vez por eso, cuando ingresé a la universidad a Psicología, hice click tan fácilmente con el Humanismo (Corriente Psicológica que trata estas ideas). La cuestión está en que siempre me enseñaron que el sentido de tu vida tenía que ser Dios; siempre. Esto lo sustentaban con que si uno pone otros elementos en su centro, entonces tendrías un centro inestable ya que todo lo existente es perenne. Lo único eterno, lo único permanente, lo único que nunca te va a dejar, es Dios. Yo tenía esta idea muy bien aprendida y la fundamentaba perfectamente ante los no creyentes. Sin embargo, a lo largo de mi maduración en la universidad he ido experimentando distintos sube y bajas en mi fe, en mi relación con Dios. He cuestionado muchas cosas que antes las tenía por sentado, he olvidado a Dios en algunos momentos, he ido y he vuelto….pero siempre he vuelto.

Hace poco, hablaba con un amigo sobre el vacío existencial que cada uno tiene en su vida y yo contaba cómo antes lo solía tapar con relaciones sentimentales. Es decir, no podía estar sola….siempre buscaba a alguien a quien querer (como decía una amiga), alguien de quien enamorarme y quien me acompañe. Esta especie de compulsión cesó por un año donde trabajé este aspecto de mi vida y luego al encontrar a la persona con la que quiero estar el resto de mi vida (persona a la que amo ya no sólo porque es una compañía). Entonces, este amigo me preguntó si es que yo ya había llenado ese vacío al encontrar a tal persona. Respondí que sí, pero que no por completo…debido a que creo que todavía faltan cosas por vivir que van a ir llenándolo más (por ejemplo un hijo, mi profesión llevada a la práctica, etc). También respondí que yo siempre he tenido a Dios para llenarlo, pero que Dios no siempre está….y que por eso necesitaba otras cosas más concretas como una persona. Al decir estas palabras fui totalmente inconsciente, creo yo; ya que no parecía Vanessa hablando. No entendí por varias semanas, en donde cada día pensaba por qué había dicho semejante aberración: “Dios no siempre está”. Iba en contra de todas mis creencias, de todo lo que había aprendido tan bien… Semanas después entendí el por qué; pero antes deseo explicar qué sucedió en el intermedio.

Fui a un congreso que se titulaba ¿Existe Dios?; donde se exponía la existencia de Dios a través de la razón y a través de la no tan razón (según yo) pues se apelaba mucho al dogmatismo. Lo importante es que nuevamente reflexioné en torno a la cuestión del sentido de vida. Uno de los ponentes dijo que la sed de eternidad que el ser humano posee sólo se sacia con Dios y que buscar saciar esta nostalgia a través de la filantropía, de la entrega a los que amamos o de la entrega a la naturaleza…a pesar de ser buenos en sí, no son Dios y por ende no nos va a llenar nunca verdaderamente. Entonces, como comprenderán, entré en contradicción nuevamente ya que yo sentía que en esta etapa de mi vida había empezado justamente a entregarme más a la naturaleza, a encontrar el sentido en el amor y bueno, seguir ayudando a los demás como siempre lo hice. En un intento por “desdogmatisarme”, quería encontrar un Dios más universal y no tan ceñido a la Iglesia en la que me encuentro. Así que me quedé con estos cuestionamientos…

Este fin de semana asistí a un seminario que se titulaba El Camino al Sentido; ésta vez se trataba de una cuestión académica que pertenecía a la corriente psicológica del Humanismo. Frankl, el autor al que fue referido el seminario, fue un psiquiatra que sobrevivió a los campos de concentración y dedicó su vida al tema del sentido de la vida. Para Frankl, existen tres vías para llegar al sentido, a través del trabajo, del amor y del sufrimiento. Así que yo me preguntaba cuando lo leía, ¿dónde queda Dios en esta búsqueda? ¿Habrán algunos que encuentren su sentido en el trabajo, por ejemplo, pero entonces ya no se cumple aquello que me enseñaron que sólo Dios puede ser el que colme ese vacío? Más adelante pasé del libro “El hombre en búsqueda del sentido”, al libro “El hombre en búsqueda del sentido último”, ambos escritos por este autor. Entonces, me di cuenta que Frankl no excluía a Dios de todo esto. Además, para mi sorpresa, los ponentes del seminario aparentemente eran personas muy creyentes. Uno de ellos, el Dr. Gerónimo Acebedo, señaló dos frases increíbles: “La fe no es un saber en menos, sino un saber en más, donde se acaba la razón” “Si yo puedo explicarles quién es Dios con certeza, o yo soy Dios o Dios no es Dios”. Entonces, fui tratando de integrar los caminos de trabajo, amor y sufrimiento con el camino de Dios…porque simplemente no podían ser excluyentes. Por otro lado, en este seminario, el mismo expositor mencionó que es necesario partir de un NO SABER al tratar de responder una pregunta…porque es muy distinto hacer una pregunta a hacer un examen. En el examen se espera que sepas la respuesta, en la pregunta se espera que no sepas…se espera que la pienses, que dudes. Habló de la importancia de poder repensar qué pensamos, del derecho que tenemos a dudar. Señaló también que el que vive con un sí, siempre está seguro…y la vida no le alcanza. Así mismo, mencionó que la búsqueda del sentido tiene que partir de un NO SABER. ¡Yo lo estaba haciendo todo al revés! Yo partí de un saber, de aquello que me enseñaron, que vino de afuera hacia adentro, que no surgió de mí espontáneamente, que internalicé como mío pero que no cuestioné. Recién ahora que me hago todas estas preguntas es que estoy empezando de un no saber.

Estas reflexiones no quedan ahí. Al término del seminario vi una película recomendada por un amigo: “Into the wild”. En esta increíble obra de arte pude integrar todos mis pensamientos y sentimientos en torno al sentido de la vida. Pude llorar de emoción al entender (con todo mi ser: no sólo razón, también corazón) por fin aquello que me cuestionaba. La película trata sobre un joven que al graduarse, cansado de la vida que llevaba: de sus padres, de las mentiras, de la ostentación, del lujo, del consumismo, de los modales y maneras, de las normas sociales, de las creaciones del hombre, del materialismo, de la dependencia y apego a las cosas y personas…decide emprender un viaje hacia el norte, hacia Alaska. Sin decirle a nadie, se quita solo, dona todos sus ahorros y va a “ver qué pasa” (en palabras del amigo que me la recomendó). En su viaje conoce a varios personajes que se apegan mucho a él y que por ende les cuesta desprenderse del nuevo amigo en sus vidas. El avanza con mucho desprendimiento, dirigido todo el tiempo a su meta: Alaska. Llega finalmente a ella, viviendo alejado totalmente de la sociedad, viviendo como salvaje en lo salvaje. No quisiera seguir contando la película, debido a que es necesario verla…pero señalaré algunas frases y conceptos que me llevaron a una respuesta. Este joven estaba buscando algo, tenía una sed de infinito, una necesidad de autotrascendencia que lo llevaba a salir a resolver una causa más grande que sí mismo (como dijo el Dr. Acebedo en el seminario). Este joven, fue valiente porque se aventuró en sus cuestionamientos y buscó su felicidad a pesar de todo lo que ello implicaba. Para él, ser feliz implicaba alejarse de la sociedad y desprenderse de todo…absolutamente todo. En un momento de la película se evidencia que él no creía en la Iglesia (supongo porque también es parte de la sociedad); pero no parece haber rastros de alguna creencia en Dios. Yo pienso que para él, Dios estaba en la naturaleza, y que esa era su manera de encontrarlo. En su último encuentro antes de llegar a su meta, conoce a un anciano que lo trata como su nieto. Este anciano había perdido a su mujer y su hijo, encontrándose solo en la vida. En una conversación con él, le dijo: “Cuando uno perdona ama, y cuando uno ama la luz de Dios brilla en ti”. Le mencionó el perdón, porque el joven tenía problemas fuertes con sus padres…a los cuales no los lograba perdonar… y le menciona lo del amor porque justamente este anciano había amado y había perdido a sus amados…y ahora estaba amándolo a él; ¿pero el joven amaba? Esto está apto a muchas interpretaciones, pero yo considero que en su camino a la meta, amó en cierta medida…sólo que no era consciente de que lo estaba haciendo. En su intento por desprenderse absolutamente de todo, hasta de las relaciones humanas y la dependencia que ello implica, terminó solo. En un inicio el estaba cómodo con su soledad, porque no la percibía…él estaba feliz porque estaba cumpliendo su sueño, el de vivir como siempre deseó vivir; pero fue recién cuando leyó en uno de sus libros acerca de importancia de las relaciones humanas, la familia, la pareja, los hijos, que se dio cuenta que a pesar de haber conseguido lo que buscaba no le era suficiente. Fue en ese momento, luego de tanto aislamiento, que decide emprender su viaje de retorno. Para no malograrles la película no voy a decir qué sucede en adelante, pero sí que escribió en su cuaderno: “Me siento solo” y más adelante “La felicidad sólo es verdadera si es compartida”. Cuando llega esta parte de la película, mi corazón retumba porque en todo momento yo estaba pensando “Este chico ha hecho lo que yo una vez pensé hacer, y me parece increíble… ¿pero acaso no se siente solo? ¿y el encuentro qué?. Justamente lo que el anciano le dijo sobre el amor fue la sabiduría que le estaba ofreciendo, pero como el joven aún no había llegado a esta fase, no lo supo comprender.

Entonces, el motivo por el que hago referencia a esta película es porque entendí que el amor sí es la meta última a la que un ser humano puede llegar (frase del Dr. Acebedo); que el amor es encuentro. Que el encuentro contigo mismo, con la naturaleza y con los demás, te lleva al encuentro con Dios; pero que se necesitan de todas estas dimensiones…no como el chico de la película que se quedó consigo mismo y con la naturaleza y tampoco como mencionó el ponente en el congreso acerca de que Dios no está en la entrega a los demás, ni la entrega a la naturaleza. Se necesita al otro para ser feliz y en el amor uno puede encontrar el sentido de la vida, como señala Frankl, sin que ello implique que se esté dejando de lado a Dios. Dios ES amor y por ende si el sentido de mi vida está en el amor que tengo a las personas que amo, entonces el sentido de mi vida es Dios. Dios me entregó como don a la persona con la que voy a pasar el resto de mi vida, así como lo hizo con mi familia y mis amigos. Dios es el que ha permitido cada encuentro que he tenido. Cuando amo, la luz de Dios brilla en mí y cuando amo, Dios está siendo mi centro en todo momento. No sé si me dejo entender, creo que todas estas cosas las había escuchado antes, pero venían de afuera hacia adentro y no surgían de mí. Ahora cada palabra que digo ha surgido de mí, ha partido de un NO SABER, y por ello me siento segura y en paz al decir que Dios nunca se fue, en ningún momento….siempre está y siempre estuvo… cuando dije: “Dios no siempre está”, creo mi inconsciente se refería a que mi relación con Dios no siempre fue estable en el sentido ortodoxo: no siempre fui a misa, no siempre me confesé, no siempre comulgué, no siempre lo escuché, no siempre hablé con él, no siempre cumplí sus mandamientos, no siempre percibí su presencia como cuando lo hice en un retiro o en misiones (de manera tan real, tan sensorial). Sin embargo, siempre amé…y me sentí amada de alguna manera por alguien, por un otro…es decir, Él siempre estuvo. Dios es el sentido de mi vida, y siempre lo será…pero a lo largo de ella, se va a ir haciendo presente a través del sentido del trabajo, del sufrimiento y sobre todo y más importante, a través del sentido del amor. Termino con la idea que expuso el Dr. Acebedo: “La autotrascendencia es salir a resolver una causa más grande que sí mismo o simplemente salir a amar a alguien diferente a sí mismo”. Espero que esto los motive a salir a buscar su causa, y salir a amar.

Vanessa Diez Canseco

22/11/09

martes, 27 de octubre de 2009

La busqueda parece incesante


Alberto caminaba, corría, andaba... sin saber a dónde, sin saber por qué... solo caminaba. Tenía sed pero no se saciaba con nada de lo que tomaba y se sentía ancioso pero no descifraba por qué. Él solo se dedicaba a caminar, a pintar la acera con su sombra multicolor y a impacientar al viento con su rostro sin expresión.... solo se dedicaba a buscar pero a buscar.. ¿qué y dónde?.. de eso no tenía la menor idea. Lo extraño es que ya eran las 5 de la mañana y el alba se asomaba por el firmamento, nadie lo notaba; los pájaros empezaban con sus matutinos cantos y por fin, empezaba el buyicio de la ciudad; los cantos matutinos de los ansiosos niños llendo al colegio o a donde sea que irian, los primeros pasos y gritos de los vendedores de pan y los prolongados bostezos de la gente ordinaria que desea no ir a trabajar..... En fin..
Albero no se inmutaba, seguía sin mostrar gesto alguno, él solo caminaba como si fuese invisible, como si nadie pudiese notar su sin razón y su dilema. Pasaba como pasa una ramita en un río, inquebrantable, firme y simplemente... insignificante. Para Alberto el mundo entero se detallaba en aquel preciso momento en su insaciable búsqueda.
¿Cómo es que algo tan inmenso se pueda ver sumergido en lo especifico, en el detalle, ya que lo pequeño sueña con llenarse del todo para poder saciarse y tener la necesidad de buscar mas y mas?
Alberto era lo pequeño, buscaba en grande y no encontraba , por eso caminaba y caminaba esperando encontrar en cada huella mil respuestas para una sola pregunta y en cada paso que daba se encendía una esperanza de estar cada vez más cerca .
Como Alberto anda, nosotros también lo hacemos; caminando, corriendo y andando buscamos ese algo que nos haga cesar la búsqueda, ese algo que nos llene del todo y ese algo que nos de una expresión para mostrar, para dejar de ser invisibles e insignificantes. Es cierto... viviremos atormentados por el mundo, por sus gritos y cantos matutinos, por el reloj que nos persigue jugandole pasadas al tiempo y por cada una de esas mañanas que nos incita a hacerle corriditas al sol para alcanzarlo antes de que anochezca. Pero... que importa...cada uno de nosotros vino al mundo solo y único en ese instante, no acompañado, y por eso mismo cada uno es dueño de una misión específica y aunque el camino sea compartidi y cosas buenas o malas se nos crucen, las huellas avanzadas serán solo de uno. Sabrás que uno de los miles de colores en la acera será tuyo y de nadie más, será tu avance y tu retroceso, tu persistencia. Sabrás que el camino será a veces denso pero que la sed es aún mas fuerte, caminarás y caminarás, buscando algo que te será una necesidad, algo que te será básico para poder andar. El viento te rozará la cara suavemente y a veces te la lastimará, ordenandote cambiar de rumbo pero ... ¡NO!... no le debes hacer caso, sigue andando que el deseo puede más, la sed puede más, deja que el alba aparezca, que el sol te persiga te alcance y te pase... déjalo, deja que los niños griten y canten, deja que la gente reproche una y otra vez el hecho de tener que trabajar, deja que todo pase, deja que el reloj te acose, te apure... DÉJALO; sigue tu camino y sea lo que sea no mires hacia atrás que el que te guía, el timón de ti mismo, es tu corazón y este avanza ciego a sus convicciones y libre a sus posibilidades.
¡Corre! ¡Corre! que ya estás cerca - te ordena.
¡Corre! ¡Brinca! ¡Rie! ¡Llora! ¡Solo avanza que ya estás por llegar!
Avanzas cada vez mas rápido y la espera es incesante, tu corazón latiendo cada vez más rápido tiene ganas de llegar y tu también. Sólo te dejas llevar.
La prisa sigue y la ansiedad aumenta.
De pronto... paras... Alberto también lo hace y todo a su alrededor también. No sabes como describirlo... solo sientes que un aire fresco juega con tus cabellos y no sabes ni cómo ni por qué ya no hay necesidad de seguir buscando, pues algo encontraste.
No sabes cómo el buyicio que te seguía desapareció, ni cómo desapareció la ruta interminable, sólo te encuentras frente a la grandeza que se hizo pequeña ante ti y te dice:
"Seré grande pero pienso en el detalle, buscaste caminando y andando algo sin saber y dejaste que todo pase como debía pasar. Ahora sientes que nada te hace falta y pues.. es así. Vé y bebe de aquel infinito horizonte, sabrás que tu búsqueda por fin cesó.
Vé y mañana serán muchos días más, vé, descansa, sé. Nos vemos al alba"
Inspirado en una de muchas silenciosas retiradas del buyicio matutino.


Por: Clarisa Nuñez - Melgar Molinari