domingo, 22 de noviembre de 2009

El sentido reencontrado


Estudié en un colegio muy religioso, donde desde pequeña me enseñaron conceptos como el sentido de la vida, el vacío existencial y las distintas maneras de taparlo cuando no se encuentra un real sentido. Tal vez por eso, cuando ingresé a la universidad a Psicología, hice click tan fácilmente con el Humanismo (Corriente Psicológica que trata estas ideas). La cuestión está en que siempre me enseñaron que el sentido de tu vida tenía que ser Dios; siempre. Esto lo sustentaban con que si uno pone otros elementos en su centro, entonces tendrías un centro inestable ya que todo lo existente es perenne. Lo único eterno, lo único permanente, lo único que nunca te va a dejar, es Dios. Yo tenía esta idea muy bien aprendida y la fundamentaba perfectamente ante los no creyentes. Sin embargo, a lo largo de mi maduración en la universidad he ido experimentando distintos sube y bajas en mi fe, en mi relación con Dios. He cuestionado muchas cosas que antes las tenía por sentado, he olvidado a Dios en algunos momentos, he ido y he vuelto….pero siempre he vuelto.

Hace poco, hablaba con un amigo sobre el vacío existencial que cada uno tiene en su vida y yo contaba cómo antes lo solía tapar con relaciones sentimentales. Es decir, no podía estar sola….siempre buscaba a alguien a quien querer (como decía una amiga), alguien de quien enamorarme y quien me acompañe. Esta especie de compulsión cesó por un año donde trabajé este aspecto de mi vida y luego al encontrar a la persona con la que quiero estar el resto de mi vida (persona a la que amo ya no sólo porque es una compañía). Entonces, este amigo me preguntó si es que yo ya había llenado ese vacío al encontrar a tal persona. Respondí que sí, pero que no por completo…debido a que creo que todavía faltan cosas por vivir que van a ir llenándolo más (por ejemplo un hijo, mi profesión llevada a la práctica, etc). También respondí que yo siempre he tenido a Dios para llenarlo, pero que Dios no siempre está….y que por eso necesitaba otras cosas más concretas como una persona. Al decir estas palabras fui totalmente inconsciente, creo yo; ya que no parecía Vanessa hablando. No entendí por varias semanas, en donde cada día pensaba por qué había dicho semejante aberración: “Dios no siempre está”. Iba en contra de todas mis creencias, de todo lo que había aprendido tan bien… Semanas después entendí el por qué; pero antes deseo explicar qué sucedió en el intermedio.

Fui a un congreso que se titulaba ¿Existe Dios?; donde se exponía la existencia de Dios a través de la razón y a través de la no tan razón (según yo) pues se apelaba mucho al dogmatismo. Lo importante es que nuevamente reflexioné en torno a la cuestión del sentido de vida. Uno de los ponentes dijo que la sed de eternidad que el ser humano posee sólo se sacia con Dios y que buscar saciar esta nostalgia a través de la filantropía, de la entrega a los que amamos o de la entrega a la naturaleza…a pesar de ser buenos en sí, no son Dios y por ende no nos va a llenar nunca verdaderamente. Entonces, como comprenderán, entré en contradicción nuevamente ya que yo sentía que en esta etapa de mi vida había empezado justamente a entregarme más a la naturaleza, a encontrar el sentido en el amor y bueno, seguir ayudando a los demás como siempre lo hice. En un intento por “desdogmatisarme”, quería encontrar un Dios más universal y no tan ceñido a la Iglesia en la que me encuentro. Así que me quedé con estos cuestionamientos…

Este fin de semana asistí a un seminario que se titulaba El Camino al Sentido; ésta vez se trataba de una cuestión académica que pertenecía a la corriente psicológica del Humanismo. Frankl, el autor al que fue referido el seminario, fue un psiquiatra que sobrevivió a los campos de concentración y dedicó su vida al tema del sentido de la vida. Para Frankl, existen tres vías para llegar al sentido, a través del trabajo, del amor y del sufrimiento. Así que yo me preguntaba cuando lo leía, ¿dónde queda Dios en esta búsqueda? ¿Habrán algunos que encuentren su sentido en el trabajo, por ejemplo, pero entonces ya no se cumple aquello que me enseñaron que sólo Dios puede ser el que colme ese vacío? Más adelante pasé del libro “El hombre en búsqueda del sentido”, al libro “El hombre en búsqueda del sentido último”, ambos escritos por este autor. Entonces, me di cuenta que Frankl no excluía a Dios de todo esto. Además, para mi sorpresa, los ponentes del seminario aparentemente eran personas muy creyentes. Uno de ellos, el Dr. Gerónimo Acebedo, señaló dos frases increíbles: “La fe no es un saber en menos, sino un saber en más, donde se acaba la razón” “Si yo puedo explicarles quién es Dios con certeza, o yo soy Dios o Dios no es Dios”. Entonces, fui tratando de integrar los caminos de trabajo, amor y sufrimiento con el camino de Dios…porque simplemente no podían ser excluyentes. Por otro lado, en este seminario, el mismo expositor mencionó que es necesario partir de un NO SABER al tratar de responder una pregunta…porque es muy distinto hacer una pregunta a hacer un examen. En el examen se espera que sepas la respuesta, en la pregunta se espera que no sepas…se espera que la pienses, que dudes. Habló de la importancia de poder repensar qué pensamos, del derecho que tenemos a dudar. Señaló también que el que vive con un sí, siempre está seguro…y la vida no le alcanza. Así mismo, mencionó que la búsqueda del sentido tiene que partir de un NO SABER. ¡Yo lo estaba haciendo todo al revés! Yo partí de un saber, de aquello que me enseñaron, que vino de afuera hacia adentro, que no surgió de mí espontáneamente, que internalicé como mío pero que no cuestioné. Recién ahora que me hago todas estas preguntas es que estoy empezando de un no saber.

Estas reflexiones no quedan ahí. Al término del seminario vi una película recomendada por un amigo: “Into the wild”. En esta increíble obra de arte pude integrar todos mis pensamientos y sentimientos en torno al sentido de la vida. Pude llorar de emoción al entender (con todo mi ser: no sólo razón, también corazón) por fin aquello que me cuestionaba. La película trata sobre un joven que al graduarse, cansado de la vida que llevaba: de sus padres, de las mentiras, de la ostentación, del lujo, del consumismo, de los modales y maneras, de las normas sociales, de las creaciones del hombre, del materialismo, de la dependencia y apego a las cosas y personas…decide emprender un viaje hacia el norte, hacia Alaska. Sin decirle a nadie, se quita solo, dona todos sus ahorros y va a “ver qué pasa” (en palabras del amigo que me la recomendó). En su viaje conoce a varios personajes que se apegan mucho a él y que por ende les cuesta desprenderse del nuevo amigo en sus vidas. El avanza con mucho desprendimiento, dirigido todo el tiempo a su meta: Alaska. Llega finalmente a ella, viviendo alejado totalmente de la sociedad, viviendo como salvaje en lo salvaje. No quisiera seguir contando la película, debido a que es necesario verla…pero señalaré algunas frases y conceptos que me llevaron a una respuesta. Este joven estaba buscando algo, tenía una sed de infinito, una necesidad de autotrascendencia que lo llevaba a salir a resolver una causa más grande que sí mismo (como dijo el Dr. Acebedo en el seminario). Este joven, fue valiente porque se aventuró en sus cuestionamientos y buscó su felicidad a pesar de todo lo que ello implicaba. Para él, ser feliz implicaba alejarse de la sociedad y desprenderse de todo…absolutamente todo. En un momento de la película se evidencia que él no creía en la Iglesia (supongo porque también es parte de la sociedad); pero no parece haber rastros de alguna creencia en Dios. Yo pienso que para él, Dios estaba en la naturaleza, y que esa era su manera de encontrarlo. En su último encuentro antes de llegar a su meta, conoce a un anciano que lo trata como su nieto. Este anciano había perdido a su mujer y su hijo, encontrándose solo en la vida. En una conversación con él, le dijo: “Cuando uno perdona ama, y cuando uno ama la luz de Dios brilla en ti”. Le mencionó el perdón, porque el joven tenía problemas fuertes con sus padres…a los cuales no los lograba perdonar… y le menciona lo del amor porque justamente este anciano había amado y había perdido a sus amados…y ahora estaba amándolo a él; ¿pero el joven amaba? Esto está apto a muchas interpretaciones, pero yo considero que en su camino a la meta, amó en cierta medida…sólo que no era consciente de que lo estaba haciendo. En su intento por desprenderse absolutamente de todo, hasta de las relaciones humanas y la dependencia que ello implica, terminó solo. En un inicio el estaba cómodo con su soledad, porque no la percibía…él estaba feliz porque estaba cumpliendo su sueño, el de vivir como siempre deseó vivir; pero fue recién cuando leyó en uno de sus libros acerca de importancia de las relaciones humanas, la familia, la pareja, los hijos, que se dio cuenta que a pesar de haber conseguido lo que buscaba no le era suficiente. Fue en ese momento, luego de tanto aislamiento, que decide emprender su viaje de retorno. Para no malograrles la película no voy a decir qué sucede en adelante, pero sí que escribió en su cuaderno: “Me siento solo” y más adelante “La felicidad sólo es verdadera si es compartida”. Cuando llega esta parte de la película, mi corazón retumba porque en todo momento yo estaba pensando “Este chico ha hecho lo que yo una vez pensé hacer, y me parece increíble… ¿pero acaso no se siente solo? ¿y el encuentro qué?. Justamente lo que el anciano le dijo sobre el amor fue la sabiduría que le estaba ofreciendo, pero como el joven aún no había llegado a esta fase, no lo supo comprender.

Entonces, el motivo por el que hago referencia a esta película es porque entendí que el amor sí es la meta última a la que un ser humano puede llegar (frase del Dr. Acebedo); que el amor es encuentro. Que el encuentro contigo mismo, con la naturaleza y con los demás, te lleva al encuentro con Dios; pero que se necesitan de todas estas dimensiones…no como el chico de la película que se quedó consigo mismo y con la naturaleza y tampoco como mencionó el ponente en el congreso acerca de que Dios no está en la entrega a los demás, ni la entrega a la naturaleza. Se necesita al otro para ser feliz y en el amor uno puede encontrar el sentido de la vida, como señala Frankl, sin que ello implique que se esté dejando de lado a Dios. Dios ES amor y por ende si el sentido de mi vida está en el amor que tengo a las personas que amo, entonces el sentido de mi vida es Dios. Dios me entregó como don a la persona con la que voy a pasar el resto de mi vida, así como lo hizo con mi familia y mis amigos. Dios es el que ha permitido cada encuentro que he tenido. Cuando amo, la luz de Dios brilla en mí y cuando amo, Dios está siendo mi centro en todo momento. No sé si me dejo entender, creo que todas estas cosas las había escuchado antes, pero venían de afuera hacia adentro y no surgían de mí. Ahora cada palabra que digo ha surgido de mí, ha partido de un NO SABER, y por ello me siento segura y en paz al decir que Dios nunca se fue, en ningún momento….siempre está y siempre estuvo… cuando dije: “Dios no siempre está”, creo mi inconsciente se refería a que mi relación con Dios no siempre fue estable en el sentido ortodoxo: no siempre fui a misa, no siempre me confesé, no siempre comulgué, no siempre lo escuché, no siempre hablé con él, no siempre cumplí sus mandamientos, no siempre percibí su presencia como cuando lo hice en un retiro o en misiones (de manera tan real, tan sensorial). Sin embargo, siempre amé…y me sentí amada de alguna manera por alguien, por un otro…es decir, Él siempre estuvo. Dios es el sentido de mi vida, y siempre lo será…pero a lo largo de ella, se va a ir haciendo presente a través del sentido del trabajo, del sufrimiento y sobre todo y más importante, a través del sentido del amor. Termino con la idea que expuso el Dr. Acebedo: “La autotrascendencia es salir a resolver una causa más grande que sí mismo o simplemente salir a amar a alguien diferente a sí mismo”. Espero que esto los motive a salir a buscar su causa, y salir a amar.

Vanessa Diez Canseco

22/11/09

10 comentarios:

  1. Vanecuchi, como siempre es bueno encontrar a alguien que crea en Dios, quizás en una manera muy diferente a la de uno, y de entre los varios puntos en los que concuerdo y otros en los que estoy en desacuerdo contigo, pude encontrar que compartimos la importancia que tiene el amor en la vida de los seres humanos, y para complementar tu post, de dónde sea que sea retribuido o de donde venga el amor (padres, hermanos, amigos, pareja, etc) creo que en una primera instancia debe venir de uno mismo... es decir, no puedes dar algo que no tienes... nuevamente, me pareció interesante el post, quedaré a la espera de otro :)

    Lo último: creo que en "Esto lo sustentaban con que si uno pone otros elementos en su centro, entonces tendrías un centro inestable ya que todo lo existente es perenne" quisiste decir que nada es perenne, o que todo pasa temporalmente hablando.

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  2. Creo que estoy totalmente de acuerdo contigo... Creo que Dios es el sentido de la vida, pero que Dios no es algo ni alguien específico, sino que es todo y todos. Creo que está en el amor sobre todo como bien dices, que está en la naturaleza, en uno mismo, y en todas las personas. Creo que nuestra misión, nuestro sentido en la vida, consiste en tratar de encontrar a Dios en todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida, así como en todas las personas: en amar a Dios (a todo) sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. ¿Cómo se está mostrando Dios en este lugar, en esta situación, en esta(s) persona(s)? ¿Qué intenta decirme Dios con esto?, creo que son preguntas cuya respuesta, o únicamente la búsqueda de su respuesta, pueden llenar de sentido nuestra vida...

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  3. Admiro tu busqueda y tu encuentro...Ojala te sigas perdiendo y reencontrando...Ahora que puedes ver en la luz y en la oscuridad...Ahora que sos luz en la oscuridad...Dios simpre ha brillado a traves de ti, has iluminado a todas las personas que se han cruzado en tu vida...Y a traves de mi, es Dios quien te escribe y agradece...

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  4. Tienes razòn LeO jajaj quise decir que nada es perenne. Gracias por la aclaración. Y me agrada el hecho de que no concuerdes 100% conmigo, me gusta el diàlogo desde puntos diferentes.

    HB, concuerdo en que nuestra misión está en buscar a Dios en todos los sentidos de nuestra vida.Qué buena la de que en la búsqueda de esa respuesta estará nuestro sentido....

    Ezequiel, tienes razón con lo de seguir perdiendose y reencontrado..creo que eso es una de las cosas que más agradesco a la vida...las experiencias que me ha dado para haber estado en la luz y en la oscuridad. Gracias a ti tb.

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  5. Bien existencial, muy existencial. Felicitaciones.

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  6. gracias por esta reflexión, no es el típico testimonio, es auténtica :)

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  7. Es muy interesante lo que escribes Vane. Es muy rico, mencionas muchos elementos.
    El ser humano es un buscador,
    pero a veces buscamos mal.
    Ahora recuerdo un libro de Ignace Lepp "La comunicación de las existencias", en donde planteaba algo como que era necesario que el Yo viva la experiencia de la soledad, para que se encuentre consigo mismo, y despues pueda encontrarse con un Tú, y principalmente con el TU (Dios).
    Efectivamente, el amor y el encuentro plenifican al ser humano, pero yo creo que es fundamentalmente el encuentro con ese TU en mayusculas, pues entiendo que venimos de él, y a él nos dirigimos, hemos sido creados a su imagen y semejanza, y lejos de él, o sin él, es imposible entendernos, todo es absurdo.

    Una vez leí un libro de un tal Peter Van Der Meer, o algo así, llamado Nostalgia de Dios, y tenía una frase que me cuestionaba mucho. Era algo así como: "he nacido en algún lugar, y cuánto anhelo encontrar la casa de mi Padre!".

    un abrazo

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  8. hola, recien he visto la pelicula into the wild, coloque la frase" la felicidad solo es real cuando es compartida" y llegue a este blog, es bueno saber q no estas solo en la busqueda de respuestas. saludos

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  9. espiralmekanika: eres la primera persona "no conocida" que lee este blog. No sabes la alegría que tengo al verlo. Muchas gracias por seguirlo. Igualmente, es bueno saber que no se está solo.

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